En el año 1850 el arqueólogo inglés Sir Austen Henry Layard descubrió Nínive y su maravillosa biblioteca de donde se extrajeron decenas de miles de tablillas de arcilla en escritura cuneiforme.
Toda aquella cultura perdida de las civilizaciones antiguas desaparecidas fue apareciendo bajo la arena. Astronomía, astrología, arquitectura, matemáticas, geometría, filosofía, poesía épica, agricultura, historia y gastronomía emergieron del olvido desde los tiempos de Súmer y Acadia e incluso se hallaron referencias a textos anteriores al diluvio.
En el plano gastronómico, el cual nos atañe especialmente, sabemos que los antiguos acadios y sumerios cocinaban las carnes y pescados en zumos frescos de frutas recién exprimidas, trabando la salsa con frutos secos tostados. Este es el magnífico legado que ha volado en el tiempo desde Nínive, Assur, Ur, Uruk y Nippur hasta Ricote en un viaje de varios miles de años para traer a nuestra carta la famosa albóndiga de Asurbanipal, cocinada en un caldo a base de zumo de granadas y nueces tostadas y trituradas. Carne de ternera, pimientas, sal, clavo, menta y pasas hacen el relleno para completar una elaboración muy oriental donde se citan todos los sabores: dulce, salado, amargo y picante.
La arqueología que hace 170 años empezó en Nínive Sir Austen Henry Layard la hemos podido culminar en el restaurante El Sordo en lo que yo llamo arqueología gastronómica.
“Este es el magnífico legado que ha volado en el tiempo desde Nínive, Assur, Ur, Uruk y Nippur hasta Ricote en un viaje de varios miles de años para traer a nuestra carta la famosa albóndiga de Asurbanipal”
Jesús Ortega López, cocinero